Por Alberto Moreno
Sociólogo
Docente de la cátedra Cultura Popular
Universidad Católica “Cecilio Acosta” (Unica)
La función social de la música, y en particular de la música popular, no sólo en la representación de un grupo social, sino en la construcción de la suya propia, es un tema de particular vigencia. Muchos han sido los musicólogos y sociólogos que han dado aportes a dicho estudio.
En tal sentido, el etnomusicólogo chileno Juan Pablo González Rodríguez señala que la música popular ha surgido de “procesos socio-culturales desarrollados desde fines del siglo XIX hasta nuestros días” Esos procesos socio-culturales colocan a la música popular entre el folklore y la música elitesca, lo cual “produce que la música popular se encuentre en una zona marginal tanto del estudio etnomusicológico —que se preocupa del folklore— como del estudio musicológico —que le interesa la música elitesca”.
Hablar de la gaita es necesariamente hacer referencia a una socio-génesis del zuliano como habitante de un lugar o espacio habitable, donde se dan una serie de pertenencias tanto regionales, históricas, étnicas y comunales, filiales que le permiten establecer lo que sociológicamente se denomina arraigo. Y la gaita como expresión de la música popular es precisamente eso: un compendio de todas esas categorías que conllevan a la construcción de un sentido de pertenencia. Es acceder a percepciones, sentimientos, especialmente a sensibilidades.
Como manifestación musical popular, en la gaita se expresa un texto social de relevancia donde se muestra una diversidad de temas relacionados con el quehacer cotidiano, tradiciones, alegrías, temores entre otras situaciones.
Pero ella no es solamente remembranzas de pasado, es acceder a percepciones, sentimientos, especialmente a sensibilidades y es además una manifestación viva que se integra de forma directa al proceso de modernización que ha vivido la región y el país en las últimas décadas, todo ello como expresión válida de lo que es el dinamismo que caracteriza al hombre como ser social.
La gaita se convierte entonces, en un agente de socialización y funciona en la sociedad mediante lo que puede ser entendido como una musicalidad comunicativa.
Entonces, el zuliano ve en la gaita un recurso para expresarse como ser social. Si entendemos la socialización como “el proceso por el cual los individuos, en su interacción con otros, desarrollan las maneras de pensar, sentir y actuar que son esenciales para su participación eficaz en la sociedad”. (J.W.Vander Zanden, 1990), por ello podemos concluir que la gaita como manifestación musical tradicional es un recurso esencial para lograr que se genere el sentido de pertenencia histórica, regional, comunal-filial y étnica en los ámbitos locales y regionales donde se expresa.
1 comentario:
Alberto Moreno, profesional por excelencia, nos da en un mínimo espacio, una lectura pedagógica muy completa. Su sintesis sobre un tema de gran cantidad de páginas,me dejo satisfecha y gratamente conforme. Gracias Alberto! Leerte es aprender cada dia un poco mas.
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