Las ágoras de los zulianos
En estos lugares confluyen la historia, la idiosincrasia y recuerdos empolvados que son el espejo fehaciente de la zulianidad entera. No hace falta la llegada de la temporada gaitera para escuchar gaitas, pues de enero a diciembre el ritmo lidera. La parroquia Santa Lucía de ‘
Por José Rafael Rivero
Cortesía de El Estandarte del Zulia
"Este espacio tiene 70 años aproximadamente. Ya hacen como 35 años que lo compré. Antes de mí estuvo Gabriel Ávila y después Gabriel se lo vendió a su yerno, Marcial Meleán Sandrea, a quien yo le compré, y Marcial debía tener aquí como unos 25 ó 30 años. Este negocio comenzó como una pulpería y luego le fueron metiendo los licores y hasta el sol de hoy…”
Diego Arrea, propietario de ‘
No importa a que estrato social pertenezcan o en que ámbito se desenvuelvan, todas las personas que se dan cita en ‘A que Diego’, buscan lo mismo: disfrutar de la gaita zuliana.
“Aquí han estado Luís Aparicio, Wilson Álvarez, Astolfo Romero, Tino Rodríguez, Mario Suárez, es decir, no solamente personas que están vinculadas con el ambiente gaitero, sino de todos los ámbitos. por lo general la gente que viene aquí busca encontrarse con el pasado, yo tengo aquí la primera edición del diario Panorama que salió el 1 de diciembre de 1914, además cuento con una hemeroteca en la que tengo informaciones y acontecimientos que sucedieron en el país, como por ejemplo el de la explosión del ‘Barroso II’, en el año 1922, el terremoto de Caracas, el avión que cayó en
Visitar estos espacios es como entrar en un túnel del tiempo, las estructuras arquitectónicas y las pinturas de sus paredes son las mismas de hace más de 50 años, y según Arrea, esa es la idea que persigue: mantener el lugar como ‘
“La originalidad de este sitio es la misma, lo único que tuve que cambiar fue el techo que era de teja, estaba muy deteriorado, lo demás todo está original. Y por todo esto me han dedicado como unas 12 gaitas, me hizo una gaita Astolfo Romero, Miguel Ordóñez, Renato Aguirre, Walter Morales.
Elías Hernández, me hizo una que plasma la realidad del lugar que dice un centro y nervio motriz/ donde se bebe cerveza/ cerquita de que Luis /tiene Diego la sorpresa/con el zuliano matiz/ del empedra’o y su belleza”.
Vamos todos pa’ que Luis…
Para Luis Arias dueño del establecimiento ‘A que Luis por tradición’, los 35 años de experiencia que tiene detrás de un mostrador, le han servido para hacer de este lugar un icono del pueblo zuliano y entre otras cosas: brindarle lo mejor a las personas que visitan el espacio.
“Las personas que vienen hasta aquí buscan sentirse como en su casa. Aquí le brindamos lo mejor. Siempre tratamos que las personas se vayan satisfechas. Todos los fines de semanas acuden más de 40 ó 50 personas que se fajan a echarse las frías… cuando se dan las oportunidades tenemos ‘caimaneras’ gaiteras y siempre han sido un éxito”.
Un sin número de fotografías que guardan los momentos más importantes consumados en este lugar penden de las paredes, y en sentir de Arias el sentido de pertencia y arraigo por la gaita zuliana se mantiene vigente de esta manera.
“Mira nosotros procuramos tener fotografías de nuestros amigos gaiteros. Algunas las hemos tomado aquí, otras nos las han regalados las personas que saben que coleccionamos antigüedades. Eso es cuestión de cada quien, yo pongo gaitas todo el año y me han preguntado, y por qué gaitas todo el año, y yo les he contestado, sin en otros lugares ponen la música de sus regiones, por qué nosotros nos podemos hacer lo mismo con la nuestra”.
La parroquia Santa Lucía conserva en sus entrañas la referencia de identidad propias del zuliano.
Todo lo que se comenta de estos lugares es verdad. Son núcleo de buenas gaitas y tradición zuliana. Hasta han servido de inspiración para los compositores que buscan resaltar el regionalismo que caracteriza al zuliano.
Igualmente, recogen muchos momentos y anécdotas que recordar, entre las que Arias destaca que estando en una parranda piropeó a una hermosa muchacha, pero, jamás pensó que fuera la esposa de un amigo.
“Mira una anécdota fuera de lo normal, fue que estando como cliente allá en San Luis, llegó una muchacha de pantalones cortos, bien extravagante y yo le pegué con el codo a un amigo con el que estaba compartiendo y le dije, ve el ‘mujeron’ ese, qué molleja de hembra, Dios la guarde, y mi amigo me dijo ten cuidado porque esa es mi esposa…”
El calor de parrandas gaiteras inolvidables, el sentir del maracaibero y la posibilidad de asir el pasado, son algunos de los propósitos, que buscan los visitantes de estos lugares, en los que la tradición y la cultura zuliana encuentran razón.
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